"Los recuerdos", de David Foenkinos
"Fuimos bordeando los acantilados. Un instante, como paralizados por lo que ofrecía a nuestros ojos no pudimos por menos que detenernos." |
Iniciamos nuestro recorrido del año,en la bella ciudad de Étretat en Normandía, Francia; donde nos condujo Denise, una dama que se había fugado de una residencia de ancianos en París, porque quería ser libre. En busca de Denise y de sus propios recuerdos llegó después su nieto Antoine. Un personaje neurótico, como él mismo reconoce, inseguro, egoísta, con miedo a ser feliz, a actuar... Denise también buscaba una seguridad perdida que creyó encontrar en los recuerdos que le depararía su estancia en el pueblo de su niñez. Ella le ofreció al nieto el rompezabezas armado y más completo que pudo, con partes de su propia vida y la del abuelo. Además,la estadía en Étretat le deparó a Antoine, una novia. El nieto a cambio, le armó a su abuela un escenario con una escuela antigua en ambiente moderno de una clase de tercer grado donde insertó a Denise como protagonista, para gran sorpresa y alegría de ella y de los niños. Al final del viaje, dejamos a Antoine a mayor distancia fuera de su caparazón.
"Arroz de Palma" de Francisco Azevedo
Hicimos un viaje por los eternos ámbitos familiares condimentados con un toque de fantasía que brindaba un recipiente de arroz mágico, una tía Palma que daba sabias lecciones, una silla voladora que se estrella, impulsalda por la ira, contra una ventana y se hace añicos en el patio. Allí permanece hasta su renacimiento en un sitial de honor elaborado con el amor fraternal y el agradecimiento. Compartimos con la familia anfitriona alimentos que nos sorprendieron y agradaron, sentadas en una mesa familiar con mucha historia. Conservamos la receta de la tía Palma: _No es el caldo de gallina y el risotto los que despiertan los mejores sentimientos de la gente; son las enormes dosis de amor y tenacidad. El chef familiar; aquel que se elige para guardar el arroz bendito, debe saber y preparar bien la receta de la confraternidad... Escuchar,comprender y perdonar, porque la familia es un plato difícil de preparar. Eso y más nos enseñó la tía Palma en ese viaje.
"En agosto nos vemos" de Gabriel G. Márquez
Fuimos y vinimos tantas veces en ese transbordador para dejar la ciudad y visitar la isla de los amores sin nombre, que perdimos la cuenta. Resulta que en una de tantas creímos ver a Rebeca, la de Cien años de soledad y cuando nos acercamos para hablarle resultó que no era ella, solo alguien que se le parecía de lejos, tan de lejos como casi al final de un libro. Dijo llamarse Ana Magdalena. Ella resultó ser furtiva como sus amores isleños a quienes conocimos tan de lejos, como un lejano día de cada agosto. La distancia se creó no tanto porque ella tratara de esconder muy bien sus encuentros amorosos, porque lo hacía bastante mal, sino porque nos resultaba incómoda y a la vez triste su situación. Pensábamos que la soledad la llevaba hacia aquellos tórridos procederes pero luego supimos que en su casa tenía lo que parecía ser un buen marido. Comprobamos que en cada encuentro con Ana, ella llevaba siempre un libro diferente cuyo título y contenido denotaba un parecido o relación con los gustos,deseos, miedos, sentimiento de culpa y celos de su dueña; tal como si Ana Magdalena estuviera incompleta y solo sus libros la completaran. No la volvimos a ver o porque se le ordenó el desorden interno que tenía o porque nosotras no volvimos a la isla de los amores desordenados.
"Cien años de soledad" de Gabriel García Márquez
El corredor de las begonias |
Volver de nuevo a Macondo, al encuentro de la familia Buendía, fue comprobar que tanto el exuberante espacio, el tiempo centenario y los personajes, nacen y renacen de forma diferente cada vez que se les visita. El viento de luz que se llevó a Remedios la Bella en el jardín de los sucesos maravillosos,sigue siendo el mismo pero transformado en una fuerza ciclónica que con el tiempo arrasaría Macondo, esa ciudad de los espejismos que se reconstruye cada vez que nuestra curiosidad lectora lo visita para revivirlo y sorprendernos con pasajes antes no vistos, no interpretados o quizá olvidados porque nos quedamos demasiado tiempo en el trayecto del sueño y del olvido latinoamericano. El poderoso conjuro de Melquíades nos volverá a atrapar cada vez que aceptemos la invitación de sentarnos a charlar en el corredor de las begonias, con algunos de los sempiternos habitantes de la Casa de los Buendía.
"Sentido y sensibilidad" de Jane Austen
Casa de las Dashwood en el Valle de Barton, Devonshire |
"Libro de las preguntas" de Pablo Neruda
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